Hoy quiero compartir dos experiencias recientes en terapia con parejas, ambas tuvieron el denominador común de la diversión. Yo me divertí con las parejas que trabajaron y ellos también lo pasaron muy bien, rieron y se dieron cuenta de muchas cosas que habían cambiado en su relación gracias a la terapia y de cómo podían seguir en ese camino.

No fue una terapia casual, sino fruto de un pequeño proceso, en ambos casos tres sesiones.  Yo soy el primer sorprendido de tan rápido avance, quizá fue el momento oportuno, o más seguramente la decisión conjunta de apostar por la relación y el valor de abrirse a la intervención de un tercero, en este caso yo, y arriesgarse a probar propuestas nuevas y diferentes.

Me siento muy satisfecho de haber acompañado a estas parejas, me divertí, reí y me emocione con ellas.

Es muy curioso y creativo introducir juegos en la relación de pareja, probarlos en la terapia y descubrir al otro en esta nueva faceta permite a la pareja desdramatizar y recuperar la espontaneidad.  Cuando hago estas propuestas y les propongo pautas en esta dirección me da la sensación confirmada por ellos, que las personas se relajan y se permiten explorar alternativas fuera de la monotonía y la rutina que, a veces, se instaura en las parejas limitando su comunicación.

Y esta es la clave: la comunicación, yo lo intuía y mi trabajo con parejas me lo confirma, además de lo que me dicen las propias parejas.

Una de ellas me comentaba: “con lo sencillo que es, se trataba de hablar y comunicarnos y nos habíamos olvidado de hacerlo”.  Me gustaron sus palabras y me quede sorprendido de su claridad.  Para llegar a esa conclusión tuvieron que transitar enfado, miedo, distancia y finalmente juego, en él finalmente se encontraron.

Cuando hay encuentro en una pareja pasan cosas muy bonitas, así las viví yo y ellos en el encuentro de estas parejas en la sesión de terapia.  En el encuentro se reconocieron, se regalaron el valor que para cada uno tiene contar con el otro y tenerlo a su lado en las cosas tan sencillas y simples del día a día que a menudo pasan desapercibidas; preparar la comida, acompañar al trabajo o fregar los platos por poner ejemplos habituales.

Se reconocieron también el simple hecho de estar juntos después de mas o menos tiempo (varios años en ambos casos) de que estés a mi lado y yo al tuyo, de que ambos sumamos juntos, somos un equipo, que tu cuentas conmigo y yo cuento contigo cuando eso ha sido así, y que ambos elegimos y decidimos que pueda ser así.

Me emocioné y me enterneció ver a esta pareja frente a frente reconociéndose y regalándose la importancia del uno y del otro y de lo que ambos habían formado: una pareja.

En este caso estas eran las claves que la pareja necesitaba para crecer y la terapia les facilitó descubrirlas y desencalló el proceso; para esto debe servir la terapia.

Comenta

Your email address will not be published.