Actualiza tus creencias, ya no eres un bebé

«Durante una sesión de bioenergética te das cuenta de lo que ES la energía y la notas en tu cuerpo. Sobre todo te das cuenta de dónde están todas las barreras de paso que no permiten que los flujos de energía hagan su camino. Cuando finalmente consigues derrumbar algunas… Surge aquello que hace tanto tiempo que escondes: un grito, un basta ya, un tengo miedo. Y en este instante preciso, saber quién eres y que quieres… Durante un pequeño momento.”

 

Eso me lo dijo una alumna practicante de Bioenergética, después de una sesión en la cual se atrevió a mirar, a mirar en su interior.

Tenemos tanto miedo de lo que escondemos (ni siquiera somos conscientes de lo que es), que no pasamos la vida invirtiendo grandes esfuerzos para contenerlo. Eso es mucha energía. Eso que escondemos es como un barril de madera que flota en el agua y nosotros intentamos tenerlo en el fondo, con la fuerza de nuestro cuerpo. Parece que en este barril deba haber lo innombrable, pero permitidme que sea un spoiler y que os explique el final de la película, en este barril están las emociones genuinas de un bebé. Tan solo eso. Nada más inofensivo que un bebé que no sabe sobrevivir solo y que hace lo que sea para conseguir el soporte físico y emocional. Aquello que sentíamos cuando éramos pequeños y que no mostrábamos porqué creíamos que no nos querrían, eso es lo que no esforzamos tanto en mantener debajo del agua. El barril, que por naturaleza flota, tiende a subir a la superficie, y nosotros lo volvemos a mandar al fondo. ¡Cuánta energía malbaratada!

Pues eso que creíamos cuando éramos pequeños e indefensos es lo que todavía hoy en día gobierna nuestras vida, ahora que tenemos más edad, más experiencia, más estudios, más recursos para sobrevivir. ¿Ya es hora de actualizar éstas creencias no?

Pero bien, actualizar las creencias es un trabajo que nos requerirá cierto tiempo. Pero al principio todo es “dejar que el barril flote”. Dejar de destinar energía en mantener el barril en el fondo. Permitir que la energía haga su camino por nuestro cuerpo. Éste es, para mí, un buen punto de partida.

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